Grandes personajes de la Historia

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Doce voces de la historiografía mexicana: Enrique Krauze



Hijo de inmigrantes judíos, provenientes de Polonia, nacido en la ciudad de México el 16 de septiembre de 1947. Krause hace historia para el lector común y emprendió, hace más de veinte años, la recuperación del honor y de la eficacia de la historia como “el tipo más popular de escritura, puesto que puede adaptarse a las capacidades más altas y más bajas”.
Con algunos de sus trabajos publicados Krause fue duramente criticado por dejarse seducir por el genio del mestizaje mexicano o por idealizar algunos episodios nacionales, como la República Restaurada o la comunidad zapatista y tener la idea de que la historia es un saber al que hay que acercarse con el menor número de prejuicios posibles o al menos con prejuicios claros y conscientes, y tratar de entender el pasado en sus propios términos, sin usar al pasado y menos abusar de él.

La historia en estos casos demuestra que sufre de una falta de tolerancia en que no se puede dar ideas nuevas pues estas son inmediatamente descartadas y atacadas por diferentes grupos.

Para Krause la historia no es, desgraciadamente, maestra ni de la vida ni de la política y sustenta que el pasado de poco nos sirve ante el México violentísimo de nuestros días. Para este autor, el país está demasiado preocupado por sus problemas presentes para pensar en la historia, o para tratar de sacar de la historia lecciones que quizá no puede darnos.

La historia tiene más importancia que la suma de biografías simplificadas que son resultado del individualismo que lleva a una desafortunada “historia de bronce”.

La historia es una ciencia, pero no una ciencia exacta. Hay que ejercerla y construirla con instrumentos científicos, sí, pero es también un arte, una rama de la literatura, al separarse del arte en favor de la ciencia pierde su esencia que la hace única. La historia originalmente fue hecha con la intención de ser para todos y ser de utilidad pública, al dejar a un lado el lado artístico de ella se convierte en algo que no tiene valor para la sociedad pues esta no le tiene interés a ella por solo tener como objetivo ser un trabajo “científico” al estar hecha con solo en mente los instrumentos científicos y se convierte en un trabajo para científicos y no para que lo utilice la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario